Hipnosis para la gestión emocional:

Nuestras emociones son reacciones casi automáticas de nuestro cuerpo ante un acontecimiento. Pero es nuestra interpretación de los hechos la que producirá ira, miedo, tristeza o alegría en una situación comparable.
A lo largo de nuestra vida, favoreceremos ciertas interpretaciones y crearemos verdaderos escenarios emocionales.

La ira es una emoción difícil de controlar y crea un daño a nuestro alrededor del que es difícil recuperarse. Y es malo para nuestra salud.

El estado de hipnosis nos permite dar un paso atrás y trabajar con nuestro inconsciente para regular mejor nuestras emociones.

Gestión de la ira:

Para algunos, la ira es explosiva, a veces después de un largo tiempo de cocción a fuego lento.
La presión aumenta con cada frustración y el último pequeño incidente crea un maremoto.
A veces la ira se desplaza hacia un objeto o una persona que actúa como pararrayos sin entender lo que está pasando.

Para otros, es una emoción casi tabú.
Especialmente si te han educado para «ser amable», puede que interiorices tu ira en lugar de expresarla. Y es posible que desarrolle estrategias alternativas para lidiar con tu frustración: somatización, compensación en la comida, ideas repetidas día y noche…

La hipnosis puede ayudarte a expresar tu ira de forma «ecológica».

Conflictos relacionales:

La comunicación no siempre es fácil y los malentendidos son «normales».
Pero cuando se desencadena un conflicto, abierto o latente, la escalada de emociones va rápidamente: ira, agresividad, deseo de venganza…

La hipnosis permite encontrar una mayor calma y desapego emocional.
Dar un paso atrás, calmar tu juego interior ante los malentendidos y gestionar el conflicto de forma más racional y constructiva.
Y alimentar relaciones más ricas y equilibradas.